El núcleo de cada pantalla de cristal líquido (LCD) reside en una sustancia extraordinaria: el cristal líquido. No es un simple líquido ni un sólido, sino un "cuarto estado" de la materia que existe entre ambos. Con los cambios de temperatura, los cristales líquidos pasan a un estado intermedio que parece turbio; sin embargo, sus propiedades ópticas y eléctricas se mantienen similares a las de los cristales, presentando anisotropía y birrefringencia. Es esta naturaleza dual, que combina la fluidez de los líquidos con la estructura ordenada de los cristales, la que permite el control preciso de la luz mediante un campo eléctrico, constituyendo la base física de toda la industria de las pantallas de cristal líquido.